Cuando tu cara es tu nuevo DNI

Hits: 2582

El término “stalker” (acechador) es muy conocido entre quienes siguen las noticias de los famosos de cualquier tipo: modelos, estrellas de cine, deportistas, celebridades de redes sociales… Los stalkers son aquellos fans que llevan su obsesión por sus ídolos demasiado lejos y pasan de la admiración al acoso e incluso la amenaza.

Detectarlos no es sencillo, sobre todo en eventos en los que hay aglomeraciones de gente que les permiten ocultarse hasta el momento oportuno en el que se plantarán delante de la estrella de turno. Sin embargo, en los pasados Globos de Oro, una de las grandes fiestas anuales del cine en Estados Unidos, encontraron una solución en la tecnología para evitar que, entre miles de invitados, se les colara alguno de estos acosadores.

Lo que hicieron fue instalar un sistema de seguridad basado en reconocimiento facial desarrollado por la empresa española Herta Security, una de las compañías de referencia mundial en este sector, quienes trabajaron con listados de sospechosos junto con el FBI y la policía para evitar que accedieran al evento.

Herta, con sede en Barcelona y oficinas en Madrid, Londres y Los Angeles, está presente en más de 50 países y tiene clientes como la UEFA, los premios Emmy o el museo del Louvre. Su principal fuerza es el desarrollo de una tecnología revolucionaria en el ámbito del reconocimiento facial, especialmente en la identificación sobre multitudes en tiempo real a través de cámaras IP.

Javier Rodríguez, director general de la compañía, asegura que son capaces de realizar “30 millones de comparaciones en un segundo”, una cifra impresionante para una tecnología que hace muy pocos años estaba apenas comenzando y cuya utilización ha estado siempre bajo sospecha por lo posible intromisión en la privacidad de las personas.

La instalación de cámaras en las calles de distintas ciudades, aeropuertos o recintos deportivos, entre otros espacios, ha sido siempre objeto de controversia, aunque la necesidad de aumentar la seguridad ha provocado que las reticencias disminuyan. A ello se le suma, además, la efectividad que muestran sistemas como el de Herta, basado en deep learning, lo que permite que los ordenadores vayan incorporando datos y aprendiendo sobre ellos.

Las aplicaciones de reconocimiento facial van más allá de la videovigilancia, aunque por el momento estas sean las más extendidas.

El control de accesos, el análisis forense de rostros o el biomarketing en entornos comerciales (reconocer clientes para ofrecerles publicidad segmentada, por ejemplo) son algunas de las utilidades que ya se están desarrollando.

Rodríguez cree que esta tecnología seguirá creciendo hasta hacerse habitual en nuestras vidas: “El reconocimiento facial se va a popularizar y esto va a permitir que se use no solo en aplicaciones de seguridad en empresas y gobiernos, sino seguramente también en nuestras casas.

Es posible que en un periodo de tiempo no muy lejano abramos la puerta de casa con reconocimiento facial”. Tal vez tendremos más seguridad, pero habrá que seguir preguntándose -cada vez más- que pasará entonces con la privacidad.

Edición: Noelia Núñez | Cristina del Mopral
Texto: José L. Álvarez Cedena

Vodafone logo